El presente de Pablo Cuevas es inmejorable pero para llegar a esa promisoria realidad como tenista tuvo que dejar atrás incontables desafíos. Del arranque del 2014 a esta parte, Cuevas logró una continuidad en lo físico y lo mental (se operó dos veces la rodilla derecha, estuvo dos años sin jugar y pensó en retirarse) y ya no tiene dudas en sus desplazamientos, su fuerte. A los golpes de fondo les agregó la tranquilidad necesaria para encontrarle la vuelta a los partidos y, así, con esfuerzo, logró alcanzar el esplendor hasta convertirse en el primer uruguayo que se mete en el top 20 del mundo.
No obstante, su camino continúa y haber alcanzado ese destacado lote de jugadores fue cumplir con uno de los mojones que tenía planeados para su temporada. Ahora, será tiempo de consolidarse en eso pelotón y estar a tiro de escalar un par de lugares más. En ese contexto, también empezará a tener nuevas vivencias y el favoritismo estará la mayoría de veces de su lado más que en el del rival. De hecho, esta semana, en Umag, por primera vez salió como primer cabeza de serie en un torneo ATP y, próximamente, tendrá la distintiva vivencia de ser parte de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro. En tanto, en el último tirón de la temporada, Cuevas no defiende mayor cantidad de unidades y podría hacer una diferencia importante si logra nuevamente rendimientos destacados.